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Me he torcido el tobillo. ¿Qué es eso?

Seguramente alguna vez hayas sufrido una torcedura de tobillo al estar practicando deporte, jugando con tu mascota, trabajando, o simplemente mientras caminabas sin mayor preocupación.


En esta entrada hablaremos sobre la consecuencia más frecuente que se genera cuando esto pasa, el esguince de tobillo.



Para empezar, ¿que es un esguince de tobillo?



Es una lesión ligamentosa que ocurre cuando el tobillo sufre un movimiento forzado, generando tensión en los ligamentos pudiendo producir alguna lesión, cuya gravedad será en función de la intensidad.


El tipo de esguince más frecuente es el de los ligamentos del compartimento externo del tobillo, que alcanzan su máxima capacidad de estiramiento con el movimiento de flexión plantar e inversión forzados.


Estos ligamentos son 3:

  • Ligamento peroneo astragalino anterior (haz anterior)

  • Ligamento peroneo calcáneo (haz medio)

  • Ligamento peroneo astragalino posterior (haz posterior)


Dependiendo cual o cuales estén lesionados, variará tanto el tipo como la gravedad del esguince externo, que se puede clasificar del siguiente modo:

  • Grado 1: Simple distensión ligamentosa. Generalmente no hay presencia de hemorragia, impotencia funcional o inestabilidad articular.

  • Grado 2: Desgarro ligamentoso incompleto. Existe sangrado (hematoma), inestabilidad articular, ligera impotencia funcional y disminución de la fuerza muscular.

  • Grado 3: Desgarro ligamentoso total. Inestabilidad articular importante con impotencia funcional. Reparación quirúrgica.




Cuando se produce un esguince de tobillo, van a aparecer los siguientes signos clínicos:

  • DOLOR: al movimiento, en reposo o a la palpación del ligamento lesionado.

  • EDEMA o HINCHAZÓN.

  • LAXITUD ARTICULAR (en los diferentes rangos de movimiento en esguinces graves).


Además de la lesión que sufre el ligamento, también pueden aparecer otras asociadas tales como: desgarros de la cápsula articular, desgarros en las vainas tendinosas de los músculos peroneos, lesiones cartilaginosas, edemas óseos, alteraciones biomecánicas… Por este motivo, es muy importante darle la importancia a un buen diagnóstico y así abordar el problema de manera eficaz en cada caso concreto, evitando posibles complicaciones o adaptaciones a otros niveles que puedan complicar el proceso de recuperación.


¿Qué debo hacer si he sufrido una torcedura de tobillo?

En primer lugar, tras una valoración sintomatológica inicial, es muy importante un buen diagnóstico médico basado en pruebas de imagen para así, poder descartar daños estructurales y, si es el caso, cuantificar el grado de lesión existente.

Una vez tengamos la información necesaria, abordaremos el plan terapéutico que nos permitirá recuperar la lesión y así volver a alcanzar una actividad igual a la de antes de la lesión.


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